En esta sección respondemos a preguntas frecuentes y mitos sobre la modernización del IEPS de bebidas alcohólicas.
Todo lo contrario, se trata de la modernización de un impuesto que, como está ahora, es obsoleto.
El actual esquema provoca que sean los jóvenes, niños y personas de escasos recursos quienes puedan acceder a alcohol muy barato (hasta 30 pesos por litro o menos) con altos grados de alcohol y dudosa calidad. Esto genera consumo explosivo y adicciones.
¿Cómo puede ser regresivo buscar un beneficio de salud al limitar su consumo? No es un bien básico.
Gravar por contenido de alcohol es lo más conveniente para conseguir el fin extrafiscal que persigue el IEPS, que es atender aquellas afectaciones a la salud pública que puede provocar el consumo explosivo de bebidas alcohólicas.
Transitar al esquema Ad Quantum no implica un incremento de los impuestos, en todo caso al registrarse la modernización podría generarse un mínimo ajuste.
La cerveza industrial por ejemplo podría tener un aumento de entre $0.20 y $0.40 centavos por lata de 355ml. En cambio, otros productos como la cerveza artesanal, elaborada por productores mexicanos, bajaría de precio en un promedio de $3.90 pesos.
Quienes se oponen a esta modernización nunca han podido fundamentar cuál es dicho impacto, son argumentos que se basan en especulaciones que van en contra de los modelos econométricos realizados, que hablan de una recaudación mayor porque se eliminaría el huachicoleo fiscal.
Además, como se ha mencionado antes, la cerveza industrial por ejemplo podría tener un aumento de entre $0.20 y $0.40 centavos por lata de 355ml.
Las empresas que representan un duopolio de cerveza industrial cuentan con el 94% del volumen del mercado de las bebidas alcohólicas en México, pero solo paga el 63% del IEPS, dejando el 36% restante al 6% del mercado con diferentes grados de alcohol.
En el mercado de las bebidas alcohólicas, las más caras o premium representan ¡el 0.1%! En cambio, los beneficios de la modernización del IEPS son 99.9 mayores.
Utilizar este argumento para oponerse a la modernización es rechazar el combate a la defraudación fiscal, atacar el consumo nocivo del alcohol, la simplificación administrativa y el piso parejo en el campo.
No existen datos que lo sustenten, una modernización del IEPS no repercutiría en su cadena de producción ya que se trata de un producto con elasticidad cero, es decir, no existe variación en su cantidad demandada con una variación porcentual en su precio.
El actual esquema provoca una evasión fiscal calculada en $11 mil millones de pesos anuales; en cambio, el Ad Quantum, contempla un pago a primera mano; es decir, es un esquema más fácil de fiscalizar, ya que los productores e importadores de bebidas alcohólicas son quienes pagan el IEPS una sola vez, la cadena comercial deja de ser un contribuyente y se evita el huachicoleo fiscal.
Se calcula que este esquema le representaría al fisco 20 mil millones de pesos adicionales al año.
La lógica es parcialmente correcta.
Si fuera así, ¿por qué dos productos de la misma categoría, como la cerveza industrial y la artesanal, pagan diferentes IEPS, si tienen el mismo grado de alcohol? La razón es porque el esquema Ad Valorem se calcula por el precio, no por la cantidad de alcohol. Además, las distinciones de graduación lo que sugieren es que se cobran tres tasas distintas a los precios de las bebidas, que depende de la cantidad de alcohol, NO por el contenido de alcohol que contenga.
El “alcohol es alcohol” por lo que no debe haber distinción entre ninguna bebida que lo contenga, por muy poco que sea. Cuando una persona consume una bebida alcohólica, sin importar la categoría, se puede medir en la sangre o en el aire respirado horas después de su consumo.
Todo lo contrario. El actual esquema provoca que sean los jóvenes, niños y personas de escasos recursos quienes puedan acceder a alcohol muy barato (hasta 30 pesos por litro o menos) con altos grados de alcohol y dudosa calidad. Esto genera consumo explosivo y adicciones.
¿Qué se consume por $30 pesos si el 70% son impuestos?
Se requeriría la adecuación de pocos artículos a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). El régimen transitorio sería sencillo y lógico y, tener un impuesto único por grados de alcohol simplificaría mucho la fiscalización del SAT, desalentaría el contrabando de bebidas alcohólicas, y la práctica de huachicoleros de subvaluar sus productos quedaría erradicada.